09 fevereiro 2008

"Cubal y su entorno" -Um Diário recente sobre o Cubal

En una llanura inmensa y rodeada de montañas de granito de formas caprichosas, está Cubal.
Una ciudad que conserva su carácter colonial. En el centro mantiene una zona urbanizada con grandes avenidas, asfaltadas aun y con saneamiento y luz eléctrica procedente de generadores de gasóleo. En ellas se conservan, habitadas por nativos, un par de cientos de casas de antiguos colonos portugueses que siguieron en la ciudad después de la independencia ( 1975 ), hasta que en los años 80 y siguientes abandonaron el país con el recrudecimiento de la guerra que acabó el 2002.
En torno al centro se arremolinan barrios extensos de casas sencillas, a veces de adobe, otras de bloques y hasta de ramas y vegetales, donde viven los 60.000 habitantes que la ciudad tiene en este momento. Antes de la guerra, en el inicio de los años 80 la ciudad tenía unos 40.000. Y durante los momentos mas crudos de la guerra hablan de que llegaría a haber 240.000. Al dejar sus poblados por miedo a las bombas todos recalaban en la ciudad, en busca de refugio y alimento, cuando no de atención para sus heridas. Caminos de tierra, grandes espacios libres, y casi nula circulación de vehículos, excepción hecha de las motocicletas de fabricación china que comienzan a inundar la ciudad desde hace un año.
El tren tiene en la ciudad una estación cuidada. Recién renovada tras la guerra. Conserva su aspecto original, a excepción de la actividad que antes tenía en su playa de maniobras con seis vías. Hemos tenido la oportunidad de verla en actividad, con la gente subiendo al tren que desde Cubal va a Lobito tras recorrer los 200 kms. que las separan tres veces por semana. Sus gentes llenaban el anden y se acomodaban en los vagones de un tren con tres unidades de viajeros al final del convoy y otros seis de carga situados entre aquellos y la máquina . Seis horas tardará en su recorrido hasta destino. Hace dos meses que en este tramo se ha vuelto a abrir la línea, una vez reparados los destrozos de vías y puentes. Y tras este tramo de vía recuperada, ya han comenzado los chinos, con un programa inter-estados de intercambio de petróleo por infraestructuras, a arreglar el que desde Cubal llegará a Huambo tras recorrer otros 275 kilómetros. Ambos formaban parte del ferrocarril que, de mar a mar desde Lobito en el Atlántico hasta Maputo en el Pacífico, atravesaba Angola, Zambia y Mozambique. Más de 2000 kms. de vía férrea. Son muchas las esperanzas que la población pone, tras la reapertura del primer tramo de este medio de transporte, en que contribuya a la recuperación económica y social de la zona. Antes era el medio de transporte por el que llegaban a embarcar los productos agrícolas que exportaban. La llanura de Cubal, con unos 20 kms. de diámetro, mantuvo en el pasado una importante actividad agrícola. Y derivado de ella, una abundante industria de transformación manufacturera. Cuentan que antes de la independencia, en el año 1975 en Cubal y su comarca no había paro. El cáñamo con sus transformados de cuerda, esparto, sacos,… tenía un asentamiento importante en la comarca. Y además un sin fin de otros productos agrícolas que, con una floreciente iniciativa de cooperativas agrícolas de productores y comercializadores, daban cuerpo a un sector del que toda la comarca vivía. La ganadería complementaba esta actividad con grandes rebaños de vacuno. Hoy en día de todo aquello quedan los recuerdos, en forma de ruinas de las grandes haciendas repartidas a todo lo largo de la llanura del alto y bajo Cubal, o de los edificios industriales, almacenes, hangares, ladrilleras,… Una de las dos presas que en la zona almacenaban el agua para consumo sigue en uso. En la ciudad también la arquitectura civil quedó maltrecha. Apenas se podría citar ningún edificio significativo que no haya sido derribado o al menos inutilizado : el edificio de servicios con tres bancos y la oficina de correos, el teatro, el archivo comarcal, el cine, la emisora de radio, el instituto de secundaria,… todos de digna apariencia y destrozados. En pié solamente queda la Iglesia. O las infraestructuras de comunicación, con las carreteras en pésimo estado, los puentes de la carretera y ferrocarril destruidos, aunque este último se acaba de reconstruir para la recuperación del tren. La única excepción que se puede citar como libre de la destrucción durante el conflicto fue el aeropuerto con una pista de tierra de 2,5 kms. de largo, que fue un lugar estratégicamente defendido durante la guerra por los militares del bando gubernamental MPLA. Se aprecia claramente que durante muchos años, y especialmente después de l992, que es cuando en Cubal se recrudece la actividad guerrera, que la ciudad ha estado en pleno frente de contienda. Su comarca era reducto de UNITA. Los avances y retiradas de ambos ejércitos, el rebelde y el gubernamentales, eran algo permanente, con lo que ello llevaba de destrucción, de levas obligadas entre la población civil,…y de sufrimiento. Las balas, las bombas y/o las minas antipersona han dejado una incidencia de discapacidades y mutilaciones entre la población muy superior a lo que en cualquier lugar es habitual. Donde antes se producían alimentos excedentes para sus necesidades, y se exportaban, la subsistencia era complicada hasta en las propias granjas donde sobrevivir se convertía en un problema. Pero también hay que decir que desde que la guerra acabó en Abril del 2002, se aprecian cambios importantes en la fisonomía, en la actividad de la comarca y en sus gentes. Aunque las carreteras están descarnadas y los baches sean una tortura, ya no hace falta escolta para circular por ellas. Algunos puentes, como el del tren, ya se han reconstruido. Se reinician un comercio incipiente y la agricultura de subsistencia. Aun no se puede decir de ellos, ni de la industria, que tengan rango de sector en cuanto a actividad económica. A este nivel casi todo está perdido: infraestructuras, medios productivos, aperos de labranza,… Las propias plantaciones que sustentaban la industria y el comercio han desaparecido, y sus tierras están invadidas por arbustos que obligan primero a cortar y luego a desenraizar, para poder comenzar a cultivar y/o repoblar. Tampoco la pura recuperación de los antiguos cultivos es un seguro de cara al futuro. Los cambios que durante los difíciles años pasados han ocurrido a nivel mundial, en las explotaciones agrícolas y sus derivados, no han tenido en Cubal una evolución adaptativa. El destino del esparto para la exportación es seguro que hoy no tiene futuro. En cambio, en otros lugares de Angola hemos podido ver explotaciones agrícolas adaptadas a estos nuevos tiempos. Este ejemplo lo tienen cerca. La población ahora cultiva productos para su propio consumo : mijo, maiz, alubias,… y lo hace con medios manuales, o en el mejor de los casos con simples arados de tracción animal . Los tractores que quedan son un lujo escaso y mal conservado, con dificultades para su empleo, y los aperos de labranza que quedan son reliquias del pasado. Lo que sí ha quedado entre sus gentes es un cierto saber hacer, y el método de trabajo. Y junto a ello la conciencia de incapacidad de salir del atolladero con los medios de que disponen. Pero también saben que no pueden seguir en el contexto de dependencia en el que la guerra les ha sumido. De ser suficientes y autónomos, han pasado a ser totalmente dependientes de lo mas elemental para sobrevivir : el alimento básico. Y quieren salir adelante. En la provincia tuvieron escuelas técnicas de formación agrícola, tanto de nivel medio como superior. Y de aquella época tienen aun personal formado, cuya puesta al día no es difícil. La vega del río que atraviesa la llanura de Cubal es fértil. Y en ella donde no está el río, el agua del subsuelo es abundante. Saben hacer represas para regar y/o suministrar agua potable. Las hicieron en el pasado como complemento a una pluviometría estacional.El propio río es fuente de usos múltiples. Sus orillas están llenas de personas lavando la ropa o aseándose. En el se lava todavía toda la ropa del Hospital. Con un peligro importante por la presencia de cocodrilos, que anualmente se cobran sus víctimas. Y una consecuencia desagradable: la contaminación.

Sus gentes son serias. No hablan por hablar. Incluso lo hacen poco, especialmente si se trata de recordar sucesos pasados para ellos muy desagradables. Recuerdo a uno de los chóferes que me condujo en los desplazamientos por la zona. Había que sacarle los comentarios con sacacorchos. En uno de los transportes por camión hasta Cubal de los alimentos que enviábamos de Behar Bidasoa, el fuego cruzado de las partes en guerra les alcanzó. Una bomba de cañón reventó el vehículo. Ellos escaparon a ocultarse en la maleza como pudieron. Para él contarlo era un castigo.
Otro chofer evitaba comentar cómo en dos ocasiones, primero la guerrilla cuando tenía quince años y luego años mas tarde el ejército gubernamental, le obligaron a alistarse. Vivió muchos años entre ambos contendientes. En todos los escenarios de la guerra. Pero no quería por nada hablar de ello. El quería hablar de su futuro. La guerra ha dejado mucha huella , la tratan de olvidar y pensar en lo que hay que hacer para salir de sus consecuencias, y labrarse un porvenir. Se percibe una sensación de querer ser optimistas respecto al futuro. Creen que con un poco de ayuda pueden salir de la situación actual. En las calles y núcleos de Cubal, a pesar del deterioro visible, la apariencia de sus gentes es tranquila. Se convive razonablemente. No se ve la crispación y el desasosiego que todo lo invadía en las calles de Luanda. Aquello era un caos de todo: de circulación, de vendedores ofreciendo cosas, de polución y suciedad,… Y aquí en Cubal además se está volviendo a los poblados de origen para retomar la actividad en sus tierras. Nos contaban en el hospital que en lo que llevaban del 2005, no se había producido ninguna muerte ni mutilación por explosión de minas. Lo cual es mucho para la tranquilidad de la población, y para convencerles de que hay que volver a sus campos. También percibí, ante mis preguntas, que los trabajos para desminar los terrenos iban muy adelantados. Las zonas de riesgo están señalizadas. El volver a sus campos y poblados comienzan a verlo más claro. Salvo los niños en sus juegos, a nadie se le ve correr, ni apresurado. Los vehículos que cruzan sus caminos son muy pocos. Los desplazamientos se realizan andando. Una bicicleta es excepción. Y las pequeñas motocicletas chinas un artículo de lujo, generalmente utilizado como taxi o medio de transporte..

Los mercadillos están presentes por todos los rincones, con mujeres que ofrecen productos elementales de alimentación, carbón vegetal con el que preparar la comida, jabón de limpieza, petróleo para la lámpara de luz, sal, … Así se ganan la vida, comprando y revendiendo poquitas cosas, como actividad de supervivencia diaria. El mercado cercano a la Misión ocupa unas 4 hectáreas. Sus gentes encuentran en él todo lo necesario. Desde bicicletas, colchones, y herramientas, hasta aparatos de radio, alimentos, y ropa o calzado,...Los precios de los alimentos parecían muy caros en relación con la capacidad de pago. En cambio la ropa de segunda mano estaba muy barata, tanto que surgió al verla el comentario de si valía la pena enviarla como ayuda humanitaria. Los jóvenes que trabajan, en cuanto pueden empeñarse, se compran una moto china. Se ve que este es el primer destino de su capacidad de ahorro. Y también es en muchos casos su medio de vida. Con ellas transportan a personas, o mercancías de un lado a otro. El colorido del vestir de la mujer es alegre y vivo. Y entre las más jovencitas se aprecia la moda europea de enseñar el ombligo entre la blusa y la falda/pantalón. También aquí llega la moda. He visto la ciudad de Cubal con buenos ojos. A pesar de las tragedias de hambre y muerte que la asolaban hace tan solo tres o cuatro años, cuando los vecinos acudían a refugiarse a los pasillos, patios y recovecos de la Misión. Alguno me contaba que hasta diez y mas cadáveres se recogían diariamente de entre ellos.


Aunque parezca una repetición de lo dicho anteriormente, recojo a continuación unas notas entresacadas de algunos escritos consultados y/o recogidos en la Misión de Cubal, que ayudan a centrar y completar los datos de mi observación y escucha : “la guerra civil que dominó los años post-independencia de Angola han dejado las infraestructuras y los servicios sociales en escombros y a la población en la pobreza. Un sistema formidable de caminos y puentes, transporte ferroviario y recursos hidroeléctricos fueron destruidos. Unos recursos públicos limitados e inaccesibles para la mayoría del país han conducido a la degradación de los sistemas de salud y educación. Grandes zonas de tierra fértil fueron abandonadas porque millares de familias rurales tuvieron que refugiarse en zonas mas seguras y vivir en la pobreza. La interrupción de los servicios públicos hizo incrementar las tasas de morbilidad y mortalidad infantil y maternal. Hoy, mas de uno de cada cuatro niños nacidos en Angola morirá antes de llegar a los cinco años “( UNICEF, Situación de los niños en el mundo – 2000 ).
(…)
Cubal, capital de la comarca del mismo nombre, se sitúa a 170 kms. al este de la capital de la provincia de Benguela. La estimación más reciente le atribuye unos 240.000 habitantes, incluyendo en ellos a los residentes y a los desplazados internos por la guerra, que se estiman en 158.000. La faja de tierra costera junto a la costa atlántica, en la que se encuentran ciudades como Benguela y el puerto de Lobito, es una franja de tierra fértil de pocos kilómetros hacia el interior y con recursos de agua. Luego de esta franja se encuentra una zona extensa muy árida y seca, donde apenas hay población. Y mas tarde, al llegar a zonas mas altas entre los 800 y 1200 metros de altitud sobre el nivel del mar la tierra es fértil y el agua abundante, con buenas condiciones para pastos y cultivos agrícolas. La Comarca de Cubal se encuentra en ellas. Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística Angoleño indicaba que las familias campesinas de Cubal hasta 1992 y a pesar de la caída de la producción agrícola que se produjo tras la independencia, llegaban a cubrir sus necesidades alimentarias . Incluso podían vender sus excedentes. Pero con el recrudecimiento de la guerra en 1992, Cubal se vió atormentada por la inseguridad y los movimientos de la población. El acceso a tierras fértiles se vió extremadamente limitado, e incluso las pobres cosechas se perdían por causa de las condicione reinantes, los robos y los desplazamientos frecuentes de las personas. El resultado fue una población marginalizada, sin seguridad alimentaria, recursos insuficientes de todo tipo y acceso limitado a los cuidados de salud mínima.
(…)
A un nivel mas general , la triste historia de Angola ha producido terribles consecuencias sociales y económicas para su población de 12,4 millones de personas ( datos del año 2000 del Banco Mundial ). Con sus bien dotados recursos, incluyendo los diamantes y el petróleo, Angola tiene potencialidad de ser uno de los países mas ricos del continente africano. Con todo, la guerra prolongada, los conflictos civiles y los desplazamientos, limitan la capacidad de explotar eficientemente estos recursos. Y además los recursos extraidos no son distribuidos equitativamente, dejando a la mayoría de la nación en la miseria.
(…)
Los indicadores de salud de Angola están entre los mas bajos del mundo. La esperanza de vida media es de 47 años, la tasa de mortalidad infantil es de 292 muertos por 1000 nacidos vivos ( la tasa mas elevada del mundo). Son datos de los Indicadores de Desarrollo Mundial en el año 2000. Según el Ministerio de Salud de Angola la malaria, la diarrea y las infecciones respiratorias lideran las causas de mortalidad, con tasas de 130,45 y 20 de cada 1000 personas fallecidas.

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